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Runas Mágicas: descubre su origen y su uso como método de adivinación

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Las runas son cada uno de los caracteres del alfabeto que usaron los pueblos germánicos. Este alfabeto fue empleado tanto para la escritura como para la adivinación y la magia. Se usó extensivamente en Europa del norte, Escandinavia, Gran Bretaña e Islandia desde aproximadamente el año 100 A.C. hasta el 1600 de nuestra era.

En toda la Europa occidental se han encontrado inscripciones rúnicas, en monumentos de piedra y en objetos metálicos como puntas de lanza y amuletos; el mayor número de ellos se han localizado en Inglaterra y Escandinavia. El alfabeto rúnico, que previamente había recibido el nombre de futhark, en su origen estuvo formado por veinticuatro caracteres. De éste surgieron otros como los ingleses que llegaron a tener hasta 33 caracteres, o los escandinavos que primero lo redujeron a 16 y luego lo aumentaron hasta 26.

Se cree que las runas proceden de otros alfabetos, como el griego, etrusco y el romano antiguo, que usaron las tribus itálicas del norte asentadas en los Alpes orientales, y que un pueblo germánico, que vivía en una región de lo que hoy es Bohemia, lo desarrolló, entre el siglo II o el III d.C. La inscripción más antigua que se conoce data de mediados del siglo III. Los caracteres rúnicos se usaron ampliamente entre los siglos IV y XII, y existen más de cuatro mil inscripciones rúnicas y bastantes manuscritos. En Escandinavia se utilizaron unas runas diferentes durante la edad media, como variación del alfabeto latino que empleaban los monjes, e incluso esporádicamente, las runas sobrevivieron al menos hasta el siglo XVII en algunas zonas rurales de Suecia.

Las runas estaban hechas por líneas rectas para que los caracteres pudieran cavarse o grabarse en piedra o madera. En la época de los vikingos fueron grabadas en madera, hueso, metal y piedra. La escritura se había empleado en los Países Nórdicos varios siglos antes de la época vikinga, y las primeras inscripciones rúnicas que han sobrevivido se remontan a un par de siglos después de Cristo. Las runas no eran tampoco algo especialmente escandinavo. Varios pueblos germánicos las utilizaban para escribir: alemanes, godos, frisones y anglosajones, así como los pueblos norgermánicos, de los que descendían los vikingos. A juzgar por las muchas inscripciones tempranas, encontradas en un área bastante reducida, es de suponer que Dinamarca es la cuna de las runas (según la teoría del runólogo Erik Moltke).

No había una única escritura: los detalles de los signos rúnicos variaban de una región a otra y de un siglo a otro. Las primeras inscripciones rúnicas datan del siglo III, aunque es probable que se hayan usado alfabetos rúnicos muchos siglos antes.

Cuando el uso de las runas fue extendiéndose hacia Escandinavia, algunos símbolos se desecharon y el alfabeto se redujo a solamente 16. Entre 400 y 600, tres tribus germánicas, los anglos, los sajones y los jutes invadieron Bretaña, llevando con ellos las runas. La forma de unas cuantas cambió. Además, cambios en el lenguaje hicieron que se agregaran 9 runas al alfabeto para compensar por los nuevos sonidos y a varias runas se les asignaron diferentes letras correspondientes. Este alfabeto, extendido a 32 simbolos se conoce como el Futhark Anglosajón. Aunque no hay ningún manuscrito existente que haga referencia a los nombres de las runas antiguas, los poemas rúnicos escandinavo y anglosajón concuerdan de tal manera que se puede llegar a deducir su origen común.

Hay varias versiones de los alfabetos rúnicos. Cada una tiene diferencias en cuanto a los nombres, los símbolos, los significados esotéricos y los usos mágicos. El Futhark Antiguo, el Futhark Anglosajón y el Futhark Joven o Escandinavo son las versiones mas frecuentes de los alfabetos rúnicos que se conocen en la actualidad, pero tienen a su vez numerosas variaciones.

Históricamente, la colección de Runas más vieja que se conoce es el Futhark Antiguo, llamado muchas veces Futhark Germánico o común. El Futhark Antiguo contiene 24 caracteres rúnicos y toma su nombre del ordenamiento de los mismos, como el Alfabeto toma el nombre de las primeras letras griegas (alfa, beta), o el Abecedario de las suyas (a, be, ce). Así, el Futhark toma su nombre del sonido de las primeras runas (Fehu, Uruz, Thurisaz, Ansuz, Raidha, Kaunaz). Decir Futhark es el equivalente a decir alfabeto o abecedario.

Cada una de las Runas es mucho más que una letra. Un concepto preciso en sí misma, que a su vez tiene un significado simbólico. Históricamente, se cree que la palabra RUNA proviene de la raíz indo-europea “ru”, que significa “algo misterioso o secreto”. La palabra misma se asocia con la espiritualidad y la magia. Se cree también que la antigua palabra alemana “runa”, que significa susurro, llevaba la connotación de “sabio”. Muchas escuelas afirman que el Futhark es el “susurro de los Dioses”.

Origen de las Runas Mágicas ¿Romanas, nórdica, griegas…?

Mucho han discutido los académicos acerca del origen del Futhark o alfabeto rúnico. No hay datos de los orígenes, exceptuando algunos pocos vestigios arqueológicos del período en el que fueron empleadas por primera vez. Sin embargo existen hoy varias teorías alternativas. Por 1870, un estudioso danés, L.F.A. Wimmer sugirió que las runas tenían sus orígenes en el alfabeto romano. Según su teoría, habían sido creadas como código críptico. Más tarde, en 1938, Sigurd Agrell continuó esa teoría afirmando que las runas habían derivado de la escritura manuscrita del Latín, sin embargo su teoría no tuvo muchos adeptos, y nuevas teorías aparecieron. En 1904 O. von Friesen sugirió que las runas habían derivado del alfabeto griego. Su teoría mantenía que los Godos habían sido los primeros en usarlas, pero no logró conseguir evidencia que apoyara su afirmación.

La teoría mas probable, sustentada con evidencia de restos arqueológicos es la de CJS Marstrander y M Hammarstom, dada a conocer en 1828 y 1930 respectivamente. Ambos afirmaban que las runas derivaron del norte de Italia, de un alfabeto etrusco. La fecha, aunque no se ha podido comprobar aún, se calcula entre los años 250 y 150. La idea de que las runas provenían de los etruscos fue aceptada, aunque durante el período nazi, los revisionistas históricos alemanes y austriacos la rechazaron violentamente, afirmando que las runas eran exclusivamente nórdicas y arias, y que habían nacido en la tierra del norte llamada Thule. Afirmaron además que las runas eran la muestra más antigua de escritura en la tierra y que los alfabetos romano y griego habían derivado de ellas.

A pesar de todas estas teorías, probablemente lo que más se ajusta a la verdad es que las runas no tienen un origen único, que muchos de los caracteres que más tarde se convirtieron en runas, ya existían como signos individuales y que fueron conjugándose hasta lo que hoy se conoce como los diferentes Futharks.

Los distintos alfabetos de las Runas Mágicas.

Hay tres variantes principales de alfabeto rúnico. El Futhark Antiguo o Futhark Germánico es el alfabeto rúnico más antiguo que se conoce y esta formado por 24 caracteres o símbolos cada uno con su nombre y su sonido equivalente. Hacia el 800 aparecieron otras variantes en la Inglaterra anglosajona y la Escandinavia germana. La primera, llamada Futhork debido a su ordenación (cambio de la A – Ansuz por O) aumenta el número de caracteres a 28. La segunda, que se conoce como Futhark Vikingo, la redujo a 16 caracteres. Este Futhark a su vez tiene dos variantes más, la danesa y la noruega/sueca. Además es importante mencionar las variantes de las runas de Northumbrian (33 runas); las runas góticas (25); las runas medievales o mágicas (8) y las runas Armanen (18) muy usadas en el revisionismo histórico nazi.

El uso de las Runas en la adivinación del destino.

Los alfabetos occidentales surgieron como un medio para describir la realidad de manera mágica. Muchos alfabetos antiguos tienen profundas connotaciones simbólicas, como representación del enorme poder de la palabra. En los alfabetos hebreo, griego, gótico, galés, bardo galés, y Ogham (antiguo alfabeto irlandés y británico) cada caracter tiene un nombre que refleja su sonido, que a su vez tiene una serie de significados simbólicos.

La primera referencia histórica al arte de la adivinación en la Europa del norte aparece en el año 98. En Germania, el autor romano Tacitus da una descripción de los pueblos germánicos y del arte adivinatorio. Cuenta Tacitus que la técnica era muy simple. Cortaban una rama de un árbol frutal en pequeños trozos, grababan símbolos en cada uno de ellos y los desplegaban sobre un lienzo, para luego ir interpretando los significados de los trozos escogidos al azar. La práctica sigue usándose en la adivinación de las runas hasta hoy en día.

 

 

 

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