Catalina Sánchez – La Bruja de Toledo

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Hace muchos años, había mujeres y hombres que se adentraron en el lado oscuro de la realidad, la brujería, la hechicería, algunos incluso decían que habían hecho un pacto con el maligno. Cuenta la leyenda negra, esa que tan injusta ha sido con nuestro propio país que las brujas auténticas utilizaban niños deformes, niños con monstruosidades para hacer sus cocimientos, para hacer sus ungüentos. Acudían incluso algunas noches de luna llena hasta la  tapia del camposanto a buscarlos como un tesoro.  Hoy queremos compartir con vosotros, una de las historias negras, invitaros a buscar entre legajos y a viajar en el tiempo con la que dicen que en verdad pacto con el demonio, era de Toledo y se llamaba Catalina Sánchez.

La ciudad de Toledo oculta entre sus callejuelas, centenares de enigmas, leyendas y secretos ocultos, muchos de ellos olvidados. Algunas de estas historias, hacen referencia a muchos magos, alquimistas y hechiceros que poblaron la ciudad durante siglos.

A principios del siglo XVII, en Toledo se formó un pequeño núcleo de hechiceros en el que  pronto destaco  Catalina Sánchez, experta en la suerte de las habas, experta en determinada suerte con los naipes, era fundamentalmente una persona a la que se requerían sus servicios, sus labores para atar determinadas preguntas a seres infernales, a seres del averno fundamentalmente sobre personas ya fallecidas.

El tribunal de la Santa Inquisición, abrió en contra de esta presunta bruja, un proceso de los más importantes de cuantos tuvieron lugar en nuestro país. Este fue uno de los procesos dentro del tribunal de Toledo que más número de delaciones o testigos tuvo, e incluso y posiblemente dentro de los veintitrés Tribunales de Inquisición que hubo en España, ya que hubo en su tiempo más de 250 testigos que juraron ante el crucifijo y delante del Inquisidor, unos por temor, otros porque realmente así lo creían, que vieron  lo que ahora vamos a relataros.

Esta historia comienza delante de las puertas de la Iglesia de San Andrés una tarde de 1616. Como cada tarde Catalina Sánchez, acudía fiel a su cita, todos los días se la podría encontrar en misa a las siete de la tarde, no la impulsaba su fe, sino oscuros objetivos de los que nadie sospechaba. Cuando nadie la observaba, robaba agua bendita que más tarde usaría en un macabro ritual. Al caer el sol, la bruja depositaba en las esquinas de la Iglesia de San Andrés, unos ochavos o monedas a modo de cebo para los seres del más allá a los que se proponía a invocar. A continuación, realizaba un círculo mágico con el agua bendita, colocaba varias velas negras y comenzaba a rezar una oración a Santa Marta. Una vez realizados los rituales de protección, invocaba a los demonios, que comenzaban a aparecer por los callejones adyacentes, representados sobre todo en forma de cerdos, aunque algunos testigos cuentan que en contadas ocasiones también se podían representar en forma de lobos, perros o gallos. Los cerdos aparecían frente a ella con el ochavo en la boca y con la intención de atacarla, pero Catalina estaba fuertemente protegida con sus oraciones dentro de su círculo de agua bendita. Una vez apaciguados los demonios, comenzaba a interrogarles con las preguntas que le habían encargado con anterioridad sus clientes sobre todo referidas a personas ya fallecidas. Terminadas las preguntas y con la información conseguida por sus demonios, la bruja, rezaba una nueva plegaria, apagaba sus velas y marchaba a informar a sus clientes. De esta manera y durante un largo periodo de tiempo, Catalina Sánchez, se hizo famosa en el entorno por su relación con seres venidos directamente desde el infierno.

El emplazamiento elegido por Catalina Sánchez no era casual, la Iglesia de San Andrés está rodeada por una serie de callejones también con historia propia, lo cual no podría haber elegido un mejor sitio que el callejón de los muertos de Toledo en lo que actualmente se desconoce por qué dicho nombre, ya que parece ser que los suicidas Toledanos se acercaban hasta el callejón de los muertos. Solo se conoce que hasta principios del siglo XX, estuvo el depósito municipal de cadáveres por lo cual pasó a ser el tétrico nombre del el callejón de los muertos, teniendo en cuenta que a su vez, muy cerca de él se encontraba el convento de la vida podre y en su cementerio parroquial hubo gran cantidad de enterramientos. Fue a partir de la época de Alfonso X, cuando se decide que los muertos sean enterrados en esos cementerios parroquiales y esa probablemente sea la razón de que la Iglesia San Andrés hayan aparecido una ingente cantidad de cadáveres intactos de los que aun hoy día en el siglo XXI, podemos ver sus restos.

Después de muchos años de practicar y ejercitar sus artes, Catalina Sánchez, se tuvo que enfrentar a la inquisición, a varios juicios que no consiguieron llevarla a la hoguera. Su proceso como tanto de las hechiceras de Toledo, fue bastante banalmente castigada con la Inquisición de pacto con el demonio y esta pena que conllevaba una sentencia segura de muerte, fue conmutado por 100 azotes y tres años de destierro.

Acerca María Galilea

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